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PERDIDO
Una vez preguntaron:
¿Qué haré si me pierdo?
Permanece en quietud.
Los árboles delante de ti y los arbustos de detrás no están perdidos.
Donde quiera que estés, es un lugar llamado aquí,
trátalo como a una presencia poderosa
que pide conocer y ser conocido.
«Escucha»
El bosque susurra:
Yo he hecho este lugar, puedes ir y venir una y otra vez diciendo: «Aquí»
La tórtola no puede estar en dos árboles
ni el gorrión en dos ramas.
Si no estás presente en el «aquí»
entonces estás realmente perdido.
Permanece en quietud.
Escucha
El bosque sabe dónde estás.
Deja que te encuentre
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¡Qué feliz soy cuando sólo soy!
¡Qué feliz soy solo siendo!
Estando sencillamente aquí
notando la vida en mi cuerpo.
Sintiendo que vivo y respiro,
que siento.
Que puedo pensar.
Que no pienso.
Comprobando que veo,
aunque miro y no quiero ver
nada especial ni concreto.
Porque todo está bien.
Todo está bien, todo es bueno.
Sintiendo mi cuerpo
y el espacio que ocupa.
Y que puedo moverme,
aunque me esté muy , que muy quieto.
Y escuchando el bullir de las cosas
sus trajines, suspiros y roces,
sus silencios y estrépitos,
sus señales de vida, su estruendo.
Y yo sigo aquí.
Encantado, contento.
Sin afán, sin empeño.
Sin rencor, sin lamento.
Sin espera ni anhelo,
ni angustia, ni tedio.
Sigo aquí.
Siendo, siendo.
¡Qué feliz, solo siendo!
Vicente Simón
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“El Emperador Amarillo fue paseando al Norte del Agua Roja, a la montaña de Kwan Lun. Miró a su alrededor desde el borde del mundo. Camino a casa, perdió su perla del color de la noche.
Mandó a la Ciencia a buscar su perla, y no consiguió nada. Mandó al Análisis a buscar su perla, y no consiguió nada. Mandó a la Lógica a buscar su perla, y no consiguió nada. Entonces preguntó a la Nada. ¡Y la Nada la tenía!
El Emperador Amarillo dijo: “Es en verdad extraño: ¡La Nada, que no fue mandada, que no trabajó nada para encontrarla, tenía la perla del color de la noche!”. Chuang-Tzú (siglo IV a.C.):
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El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad
Cierta conciencia momentánea llega
Como un visitante inesperado.
¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
Que vacían tu casa con violencia
Aún así, trata a cada huésped con honor
Puede estar creándote el espacio
Para un nuevo deleite
Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
Recíbelos en la puerta riendo
E invítalos a entrar
Sé agradecido con quien quiera que venga
Porque cada uno ha sido enviado
Como un guía del más allá.
Poema de Rumi, un poeta Sufi del siglo XIII